lunes, marzo 31, 2008

Plaza de Mayo, Plaza Altamira ó la oposición globalizada.

por Carola Chávez

Suenan las cacerolas, su tlaca, tlaca desafiante llena toda la plaza, CNN es testigo del clamor de ‘’todo un pueblo’’, cansado, hambriento, acorralado por un gobierno maluco.

Señoras que sin piedad abollan sus cacerolas, artefactos que a su juicio solo sirven para tumbar gobiernos. Sus hijos, estudiantes fashion, con ese trabajado ‘’look al descuido’’, sus maridos con el nudo de la corbata medio desatado para aliviarse de un largo día en la oficina, todos en la plaza, todos lindos, todos clamando en primera persona que representan al pueblo.


Por internet circulan convocatorias heroicas con instrucciones precisas, usemos este viernes camisas verdes para que vea el gobierno que somos muchos, ¿O eran negras las camisas? Da igual, camisas uniformes que representan un lema que no los representa, pero suena lindo, solidario. Mamá ¿Qué es solidario? Nada mi niño, calla y cacerolea…

¡Vete ya, fuera fuera, el pueblo te desprecia, libertad!… Tengo hambre, vamos al Mc Donalds de la esquina… ¡¡¡Volveremos!!!

Y vuelven con sus looks fresquito por una noche de buen sueño, con sus cacerolas nuevas que parecen decrépitas de tanto golpe que ha llevado, golpe, golpe, nunca un guiso, jamás un pollo… tlaca, tlaca, tlaca…

El pueblo por un lado, lejos de las cámaras de CNN, miran a quienes usan su nombre en vano. Algunos del pueblo se acercan a ver que es lo que dicen estos, y ellos, con sus pancartas que dicen ‘’Yo soy el pueblo’’, corren aterrados de ¿si mismos?.

En Altamira al pueblo les llaman ‘’niches’’ en la Plaza de Mayo son más frontales y les dicen de plano ‘’negros’’. Pero se tragan su asco y su orgullo con tal de lograr su objetivo. No llores mi niña rizos de oro, que no eres pueblo, eso solo lo decimos para que crean.

El mundo se impregna con desfasadas imágenes de un pueblo vestido a la última moda que, se supone, está muriendo de hambre por culpa de un gobierno tirano. Habla inglés ese pueblo para que el mundo escuche su desesperada súplica de ayuda.

La globalización abarca todo, incluso las protestas. Si comen lo mismo, oyen la misma música, ven la misma tele, calzan los mismos zapatos y miran todo a través de sus lentes Christian Dior, ¿Por qué no iban a protestar de la misma forma, con el mismo objetivo?

Miraba las noticias de la Plaza de Mayo y si no fuera por el color de la bandera que sacudían los caceroleros, hubiera pensado que era la Plaza Altamira. Es la misma película, los mismos actores, la misma Patricia Janiot con cara de vampira regocijada ante un platico de morcillas crudas.

Nosotros ya vimos esa peli y sabemos lo que viene luego, sabemos que sus consignas son frases prefabricadas que se traducen según el lugar en donde se deban gritar. Colores para pseudo revoluciones fotogénicas, nada como la gente linda en pantalla para vender jabón, hamburguesas e ideas lava y listo made in the USA. Y usan a gente linda porque el pueblo a quien dicen representar les parece feo.

Hay plazas en todas partes, sifrinos aquí, tilingos allá, pijos más allá, son los iguales en todos lados: con las mismas ropitas, con los mismos logos, con la misma actitud de yo se lo que al pueblo ignorante le conviene porque yo si fui a la universidad.

Es la globalización de la protesta hueca.


Mientras haya una plaza, cacerolas, gente fashion, y un gobierno que moleste a los intereses del capitalismo, habrá revoluciones technicolor transmitidas por CNN.

Mientras haya pueblos que no se reconozcan en los noticieros enlatados, que sientan que su gobierno es de ellos y para ellos, mientras sepan por qué luchan y por ello permanezcan unidos para lograr sus metas, no habrá cacerola, ni camisita de color uniforme, ni slogan, ni muchacha bella, ni noticia prefabricada, que pueda con ellos. Simplemente no habrá en el mundo fuerza capaz de detenerlos.

miércoles, marzo 26, 2008

Las cacerolas de Plata


Para los que dijeron no comprender el voto a Macri en Capital Federal, y el voto anti Cristina kirchner en las grandes ciudades del interior, anoche (25 de marzo), tuvieron una nueva oportunidad para entender cómo funciona el cerebro (¿cerebro?) de nuestra gloriosa clase media progresista pero hasta ahí.

Anoche vimos reunirse a nuestros profesionales “de izquierda”, a las amas de casa “liberales”, a los jóvenes estudiantes de privilegio, a los señores ejecutivos de empresas, a algunos “obreros de cuello duro” y, como no podía ser de otra manera, también a algunos idiotas que no tienen un mango pero que por las dudas defienden al patrón, no vaya a ser que se enoje.

Todos agitaban alegremente sus cacerolas, igual que en el 2001. ¿Igual que en el 2001? Para nada. Estas eran cacerolas de plata, no de aluminio. Recoleta, Callao y Santa Fe, Cabildo y Juramento… curioso, no hubo cacerolazo en la Boca, ni en Mataderos.

Lo que reclamaban anoche todos ellos no era la baja de las retenciones, ni la solidaridad con nuestro campo “agredido” por el marxismo socializante de este gobierno montonero (falta poco para que le agreguen “terrorista”, ya verán). Para nada. Lo que reclamaban era “libertad”. Esa libertad de explotación y de ganancia (aunque el “otro” se muera de hambre) que siempre exigió nuestra pequeña burguesía estúpida, sin darse cuenta que la historia ya le ofreció sobrados ejemplos de que esa “libertad” de la que se ufanan sólo sirvió para hacerlos más pobres, menos solidarios, menos independientes y menos cultos.

Manifestaban cual cruzados, agitando sus espadas flamígeras (cacerolas y cucharones) contra el totalitarismo peronista, solidarizándose con nuestra oligarquía ganadera, y con tan poco conocimiento de la realidad que pensaban que brindaban su apoyo al “pequeño productor”.

Claro, estas señoras, estudiantes y profesionales que jamás olieron una vaca salvo trozada en la carnicería, no tienen la menor idea que la Argentina no es China ni Rusia. Que aquí no existe el campesinado, y que un “productor” agropecuario que exporta posee por lo menos 300 hectáreas. Bueno, pero eso no es mucho, me dirá usted. Depende. Porque un tipo que arrienda esas 300 hectáreas y planta soja gana 180.000 dólares en un año sin hacer nada. ¿De quién hablamos entonces? Tal vez nos refiramos a los pequeños productores de la pampa húmeda, titulares de 1000 o 1500 hectáreas, que hace 5 años fueron a llorar al Banco Nación para que les refinanciaran los créditos hipotecarios y no perder sus campos. Era justo, y el Banco Nación los refinanció. ¿Quién pagó esa refinanciación? Usted y yo. Esos mismos campos valen hoy 6 veces lo que valían. ¿Eso no tiene importancia? ¿Eso no es “ganancia”?

En su ignorancia, o en su afán de denostar a este gobierno “confiscatorio” –hermosa palabreja utilizada siempre por los que tienen mucho para confiscarles-, no saben (o no dijeron) que el desabastecimiento anunciado no se producirá por las retenciones, sino por la deshonestidad básica de esa oligarquía agroganadera que, mientras dice que “así no les conviene trabajar y que el campo quebrará”, han seguido exportando como si nada durante el paro. Pero en Argentina no habrá carne, ni leche. Esa misma señora tonta que ayer agitaba su cuchara, irá hoy al súper y dirá cuando no encuentre leche para sus hijos: “esto es culpa de esa comunista”. Mientras tanto, el señor que ella salió a defender anoche se embolsará con una sonrisa irónica muchos miles de dólares más.

Se habla hoy de que “el gobierno está fracturando a la sociedad”. Es mentira, claro, pero es otra muletilla apta para que “damas” cono Cecilia Pando salgan a marchar agitando nuevamente el fantasma de un golpe de Estado que nos defienda del marxismo apátrida, que agita su trapo rojo desde los balcones de la Casa Rosada.
La sociedad argentina está fracturada desde 1852. Esa fractura se ha evidenciado en cada oportunidad en que la sociedad tuvo que optar por un modelo nacional y popular o un modelo oligárquico, capitalista y dependiente. Esa fractura tiene un nombre: se llama lucha de clases. Anoche no sucedió nada especial, salvo otra muestra de la estupidez de nuestra pancista clase media que, como decía, evidencia una inusual discapacidad para entender la realidad y de qué lado debe ubicarse: los mismos bancos extranjeros que les robaron sus ahorros en el 2003 tienen como personeros locales a esos terratenientes cuya “libertad” para seguir explotándolos salieron a defender anoche con sus ollitas.

Y el otro tema que se agitará hoy es el “patoterismo peronista”, ya casi un cliché en los 70, que resurge rejuvenecido en los 2000, de la mano de D’elía el piquetrucho. Tampoco saben de lo que hablan. Yo vi anoche como no más de 1.500 manifestantes peronistas le perdonaban la vida y la salud a más de 5.000 audaces que intentaron impedirles el ingreso a la Plaza de Mayo. Vi claramente cómo, durante casi quince minutos, esos 5.000 caceroleros libertarios gritaban e insultaban formando una barrera que impedía el paso a los “negros cabecitas”. Claro, los vi también huir despavoridos y en desbandada cuando los peronachos se cansaron de esperar y gritaron: ¡Buu! Aclaro que D’elía está muy lejos (lejísimos) de ser santo de mi devoción, pero debo reconocerle –anoche- la prudencia. Ningún valiente cacerolero terminó herido o lastimado seriamente, pese a la supremacía numérica de los “negros peronistas”, que solamente eran superados 4 a 1.

Por último, lo que está claro es que, como dicen todos, hay que encontrar una solución, y esto es muy simple: el campo debe ceder. Porque cuando hay que elegir entre la redistribución de la riqueza o la concentración de la misma, no puede haber duda alguna. Si el campo no cede y continúa el paro, pero los pobres productores siguen exportando como hasta hoy, quedará claro que mienten, porque nadie en su sano juicio continúa haciendo un negocio que no le es rentable. Será entonces el momento de aplicar la Ley de Abastecimiento. Si esto no funciona, habrá que prohibir las exportaciones de todo aquel que no levante el paro. Si esto no funciona tampoco, habrá que preguntarse de qué nos sirve tener un productor agropecuario como dueño de un campo, que no entiende que antes de su beneficio individual está el beneficio nacional.
Si esto no funciona…


Enrique Gil Ibarra - 26 de marzo del 2008

lunes, marzo 24, 2008

Hoy (otro 24)

Que mal humor tengo. Hoy. No voy a negar que me tomé mis tres cafés de desayuno, leí los tres diarios diarios, vine a la radio. Me pregunté cuatro veces si iba a “hacer micrófono” hoy, como todos los años. No. No quiero más. No tengo nada para decir. En realidad, tampoco para escribir. Abrí el Word como quien no quiere, sabiendo que no iba a poder parar. Después. Acto a las 11. Voy a ir, claro. Qué remedio. Pero la verdad es que no quiero más. Como pensaba, la ciudad está vacía. Nadie volvió. Me imagino cómo estará allá. Me parezco falso. Estoy cansado. Cansado de la letanía de los muertos. Cansado de los inocentes. Harto de los pozos. No era eso. No era así. Es buena la justicia, la verdad, pero no así. Paren de llorar. Me cansan. Nos cansan a todos. No era así. Un feriado que agota, que mata. Nadie escucha. A nadie le interesa escuchar. Todos cerrados. Es un día más. Debería. Es otro país. No nuestro, otro. Ya no estamos. Inocentes. Asociamos derrotas. No era así. Todos los años, uf. Es porque no estamos. ¿??? ¿Qué no estamos? Estuvimos, están ¿qué es lo que quieren? ¿Porqué repiten y repiten? Son excusas, son verdura, son nada. Basta de boludeo, basta de memoria trucha. Se hizo, no se hizo, ¿se acabó? Parece. Queda un feriado y cuatro locos. Ni siquiera siete. Me tienen podrido de verdad. Las cuentas no me cierran. “Conmemoran”. Conmemoran muerte carajo. Lloran pa’ no pelear. Perdón. No quise. Pero se sale. ¿No lo ven? Ahora sí somos derechos y humanos. Lo lograron. Nos matan todos los años. Hoy. Así no se puede vivir. Ni putear. Ni reír. No se puede crecer. Ni pensar. Ni construir. Enterramos las armas y los dolores. Pero caramba, nos queda la memoria. No jodamos. Para hacerlo así, sumemos la cobardía y esa angustia, la pérdida y el sueño, los castigos, y abramos bien el culo para meterlo todo, bien apretado, y que la mierda brote con la sangre. Que se olviden, si es preciso para que la historia nazca. Pero no me rompan más los huevos. Se llora solamente el día de la victoria. Basta.

EGI - 24 de marzo 2008


Edito nota aclaratoria por si quedan dudas: Escribí esto porque veo en los actos a los mismos que hace 15 años te miraban con asco si uno decía Montoneros, o ERP. Pero lo malo es que, aunque ya no se animan a mirarte con asco, igual se les nota. Se les nota porque te miran de coté, y te obsequian con esa linda media sonrisita temerosa, y te das cuenta que les gustaría preguntarte si la violencia se contagia.
Porque los dos demonios siguen estando en la mayoría enorme de la gente. Claro que mediatizados por el número mágico de 30.000. Tantos desaparecidos no pueden ser malos.
Todo guachito progre que dice seriamente "que los muchachos se equivocaron al usar la violencia", está abonando a los demonios. Porque hablan de los muertos y los siguen matando cuando dicen "estudiante", "obrero", "profesional". Nunca dicen era combatiente, la pertenencia parece que no existiera, parecen "militantes de la vida". Así, como un polvito seco.
Carajo, quiero ver a alguno de los que discursea decir clara y firmemente éste era mi cumpa, era un cuadro combatiente del PRT. O era mi hermana, una oficial de Montoneros. Nunca se habla de los muertos en combate, porque esos, que no son desaparecidos, no deben ser recordados, eran violentos.
Tranqui, hermanos, mañana se me pasa, y vuelvo a ser políticamente correcto como corresponde a un dinosaurio que se respete.

miércoles, marzo 19, 2008

A 50 años del Socialismo Pitufo


por La Posta

Hace unos años que Los Pitufos han desaparecido de la televisión. Han sido reemplazados, por Los Simpson, entre otros programas, que pasaron a ocupar un espacio considerable en las programaciones de los canales latinoamericanos. Para saber porque no se encuentran mas en la pantalla chica, pudimos conversar con un ejecutivo mediático, que sin dar su nombre para evitar perder su trabajo, nos explica francamente la censura contra la aldea pitufa y su líder, al que algunos blogs acusan de: dictador comunista, de imponer un pensamiento único, de perpetuarse en el poder, y mas imputaciones infames. Similar a los mensajes mediáticos contra algunos líderes latinoamericanos ¿no es cierto?
La Posta rescata los valores de Los Pitufos, vivos en los dulces recuerdos infantiles, de miles de jóvenes y adultos de hoy.



En un pasaje oscuro, de un barrio obrero de la ciudad de Buenos Aires, nos encontramos con nuestro entrevistado. Vestido completamente de negro y con gafas, nos ilumina con una linterna para que no identifiquemos su rostro y nos dice:

- Te traje acá para que nadie me vea. No es joda, si se enteran pierdo el laburo, y es mucha guita viste. Pero a pesar de todo me arriesgo porque tengo pibes y vale la pena que miren Los Pitufos, yo los miraba de pendejo.- Aclara nuestro enigmático personaje.

- ¿Y porque los “borraron” de la pantalla?
- ¿Y que queres? Esos valores no tienen que mostrarse en la TV. ¿Solidaridad? ¿Compañerismo? ¿Ausencia del dinero? No, no. Es demasiado. Durante la década del ochenta pudieron no darse cuenta los accionistas, pero hace rato que la cosa cambio. Además ahora del norte nos llegan Los Simpson.

- Al principio era una sátira de la familia norteamericana, pero ahora aprovechan para mandar cualquier mensaje, ¿se fueron al carajo?
- Yo pienso que si. Exaltación de la estupidez, de la ingesta desenfrenada de alcohol, del consumismo adictivo, del infaltable patriotismo etnocentrista, del individualismo, etc. Todo eso funciona, sobre todo cuando los ponemos una y otra vez, horas y horas. Además, no hay que olvidar que como todo producto estadounidense, se ocupa, también, de desprestigiar a todos sus enemigos: Fidel, la URSS, ¡si hasta Chavez llego a Los Simpson!, no apareció como personaje, pero no hizo falta, solo con nombrarlo adecuadamente se genera la satanización.

- Y Los Pitufos al revés.
- Claro. Acordate todos eran hermanos, todos trabajaban, no existía un solo comercio o negocio en la aldea, por lo tanto no existía el dinero. Eran solidarios, camaradas, ¿me entendes?, no había privilegios entre ellos, y el líder, como si fuera poco, estaba vestido de rojo. ¡El que tuvo la idea la hizo bien he! Ja ja.- estalla en una imprevista carcajada. Luego, tras unos minutos sin parar, continua- Me olvidaba de Gargamel, fiel imagen del capitalista canalla y malvado; que quiere convertirlos en oro. Tal cual viejo.

- O sea, ¿era verdad nomás? Los Pitufos ¿eran comunistas?
- ¡Pero si!, y ustedes los de La Posta siempre lo supieron, no te hagas el boludo. No me quiero olvidar, Los pitufos aparecieron por primera vez en octubre de 1958 como personajes secundarios de un cómic belga. En Oktubre. ¡En Oktubre.! – Grita, haciendo que muchos vecinos comiencen a levantar sus ventanas.- Y Papa Pitufo es como Fidel, el viejo sabio, que siempre sabe que es lo correcto y consecuente con los valores pitufos y humanos, respectivamente.


El alto volumen de las respuestas hace que los vecinos hayan escuchado. Sorpresivamente comienzan a abrirse algunas ventanas, en una se asoma una bandera roja, y de otras se oyen aclamaciones- ¡Viva el socialismo, arriba Los Pitufos!- Esto asusta al entrevistado quien arroja la linterna y huye calle abajo.
Abandono el pasaje mientras algunos vecinos ya están cantando La Internacional, y otros recuerdan a los gloriosos pitufos y su organización socialista de la aldea. Al pasar junto a una anciana, me comenta, mientras me muestra una foto de Pino Solanas- volverán cuando hagamos la revolución-. -Así será.- Fue mi respuesta, llena de optimismo.

Publicado en LaPosta2007.blogspot.com

lunes, marzo 17, 2008

Método sencillo para ser un capitalista de buen corazón

por Carola Chavez

El capitalismo es un sistema aberrante, no hay más que asomarse a la ventana o a la pantalla de la tele para darse cuenta de esto, pero hay gente buena que defiende este sistema con toda el alma y aún así creen que conservan el alma impoluta. Claro, esto si es que el alma existe, pero esa es otra discusión.
Cuando veo a unos padres con ese aire de éxito que se compra en tiendas caras, con sus niños vestiditos con marcas por todas partes, con zapatitos mínimos que cuestan un sueldo ídem, con cochecitos que pueden costar lo mismo que una moto, con más juguetes de los que esas manitos pueden sostener, no puedo dejar de preguntarme si cuando miran a su alrededor no sienten un pellizquito de remordimiento.
Pues como soy preguntona he ido indagando y he descubierto que tienen un método muy simple para no permitir que las miserias de otros empañen su felicidad perfecta.
Todo comienza con el individualismo: esta, según me han explicado, es una gran virtud. Resulta que aprendieron que todo se puede lograr con solo proponérselo, que quienes ‘’triunfan’’ lo hacen porque quisieron y se fajaron contra viento y marea, y quienes ‘’fracasan’’, simplemente, no se han esforzado.
Permítame el lector una pequeña explicación de los términos triunfo y fracaso según estas personas.

Triunfo: tener más dinero que sus vecinos y que se te note.

Fracaso: que se note a leguas que no tienes dinero.

Porque el dinero, en el capitalismo, lo es todo.
Claro que como no todo es blanco y negro, por momentos se encuentran nuestros capitalistas de buen corazón en situaciones que merecen agregar algunos elementos anestésicos de conciencia. En estos casos entran en juego los eufemismos, la estadística y las ONG’s.
Los eufemismos: Se usan para que algo horrendo no lo parezca tanto. La pobreza, por ejemplo, se le achaca a la suerte al llamar a los pobres ‘’los menos afortunados’’. Como es cuestión de fortuna te liberas de la responsabilidad. En fin, duermes tranquilo encerrado en tu apartamento con aire acondicionado, mientras muchos otros con mala suerte tratan de dormir con la barriga vacía. La vida es una ruleta.
La estadística es una maravilla: borra caras de gente y las convierte en números. Cuando hablan de un tanto por ciento de desempleo, no ven a un padre que no tiene cómo alimentar a sus hijos, ni a una madre que llora angustiada, ni un niño que no va a la escuela porque no tiene zapatos. Cuando se trata de ingreso per cápita, peor, pareciera que todos ganamos más o menos lo mismo, solo que los menos afortunados, además de mala suerte, tienen mala cabeza para administrarse.
Las ONG’s son apaciguadores de conciencia muy efectivos. El mundo está lleno organizaciones dedicadas a ayudar a los menos afortunados. ¿Casualmente? éstas organizaciones nacen justamente en los países ricos. ONG’s pidiendo a gritos, desde la devastada Europa, salvar el Amazonas. Otras que te enseñan que con solo diez euros pueden vacunar a cuarenta niños en Africa que de otro modo morirían de mengua. Unas claman por los derechos humanos desde el corazón mismo del monstruo que convirtió nuestros derechos en reveses.
Adoptemos negritos sin llevarlos a casa, salvemos los peces de la costa de Madagascar porque los nuestros ya nos los comimos. No maten a ese elefante, que gente sobra en el Africa y paquidermos quedan pocos, que le quiten el velo a esa niña musulmana, que el sombrero de la judía se quede donde está, que no coman titis los yanomamis y que de paso aprendan a rezar, que no practiquen el sexo que se contagian de sida y las medicinas son tan caras que se van a morir, que nada de sexo, que no tengan hijos, que les vamos a enseñar a cuidarse para que no haya mas pobres... Por solo diez dólares al mes compras la certeza de estar arreglando al mundo.
Y es que la pobreza tiene que tener sus causas y estas no pueden ser culpa de ellos. Ellos ayudan, dan trabajo a la gente, les pagan poco pero pagan lo que estipula la ley. Y aquí entran en juego las leyes, maravillosas herramientas para lograr un efectivo despojo de culpas.
Existen dos tipos de leyes, las que se cumplen al pelo y las que se interpretan a conveniencia. El salario mínimo legal es el que es y no se paga ni un solo centavo por encima de lo que diga la ley. Si no le alcanza el sueldo a Juan no es mi culpa, que vaya y le reclame al gobierno. Si la ley dice que los impuestos sobre la renta son el tanto por ciento de los ingresos, pues, allí empiezan a interpretar que significa la palabra ingresos, y que significa tanto por ciento, y van acomodando hasta que les cuadre la ley justo a su medida.
La ley les alivia el peso de su mezquindad.
Esto nos lleva al último elemento a tener en cuenta en este sencillo método: La conveniencia: así como aplican la ley cómo y cuándo les conviene, hacen uso del individualismo de la misma manera. Cuando ellos, solitos con su conciencia, se encuentran con la posibilidad de tomar decisiones que apunten a ser más justas, van y apelan a una ley ‘’colectiva’’ que las tome por ellos.
Es fácil ser un capitalista de buen corazón, con no pensar tienes.

martes, marzo 11, 2008

11 de marzo/1973 "Si Evita viviera...


En noviembre de 1972, Perón desembarca en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza-Argentina. La consigna: “A Perón le sobra el cuero, como a todo Montonero”. En la residencia de Perón, en la calle Gaspar Campos (Olivos, conurbano bonaerense), nadie puede dormir. Durante todo el día y toda la noche, decenas de miles de jóvenes cantan, corean consignas, baten los parches de los bombos peronistas: “Si Evita viviera, sería Montonera”; “Perón, Evita, la patria socialista”; “Aquí están, estos son, los soldados de Perón”.
De todas maneras, y como la ley es la ley, Perón no puede ser candidato. Se hace una reunión con las principales fuerzas políticas y se acuerda que lo principal es el retorno a la democracia. En el restaurante Nino (Vicente López, provincia de Buenos Aires), como el Partido Peronista no existe legalmente, se crea el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). Candidato: Héctor Cámpora, odontólogo, delegado de Perón durante parte de su exilio en Puerta de Hierro - España.
Lanusse, desesperado, inventa un partido militar “para pacificar el país” que denomina Gran Acuerdo Nacional (GAN) y pone de candidato a un empresario culto y refinado: Ezequiel Martínez. El slogan de campaña: “Ezequiel Martínez, el Presidente joven”. Ni lerda ni perezosa, la imaginería popular le agrega inmediatamente: “y puto”. Lanusse implementa el sistema de ballotagge: para ganar, hay que sacar mas del 50% de los votos. De lo contrario, una segunda vuelta. Imagina reeditar así una coalición de opositores a Perón como la Unión Democrática del 52.
El 11 de marzo de 1973, con la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, la democracia vuelve a Argentina. Cámpora, delegado de Perón, gana las elecciones con el 52%. No hay segunda vuelta. El peronismo es gobierno otra vez. Pero Perón está viejo. Tiene más de setenta años, y sufre graves enfermedades. “Un león herbívoro” lo denomina alguien.
. El 25 de Mayo asume Cámpora. El país es una fiesta. La casa de gobierno es tomada a presión por los cuadros (militantes) montoneros, que echan a patadas a los milicos. La Plaza de Mayo se llena de nuevo. La columna sur de Montoneros ingresa a la plaza por la Avenida Diagonal Norte, enarbolando la bandera argentina y la Estrella Federal. La ovación de decenas de miles de gargantas resuena inconmensurable. En el barrio de Devoto, donde se encuentra (se encontraba) la cárcel de la ciudad de Buenos Aires, miles de compañeros exigen la liberación de los militantes populares encarcelados por la dictadura. De urgencia, se reúne el Congreso Nacional. La Ley que se aprueba por unanimidad determina la inmediata libertad de los “combatientes populares”.
Las puertas de Devoto se abren. Los compañeros salen. Hay disturbios. La policía reprime. Mueren baleados cuatro militantes. Inmediatamente, la prensa reaccionaria comienza a atacar al nuevo gobierno, acusándolo de “descontrol”. Algo de cierto hay.
Las internas políticas se suceden. Los sectores “nacionalistas” del peronismo se oponen a esta “invasión de zurditos disfrazados de peronistas”. Exigen que las “formaciones especiales” se disuelvan.
Por último, lo real es que el pueblo quiere que Perón sea el Presidente. Cámpora renuncia menos de tres meses después. Asume Raúl Lastiri, presidente de la Cámara de Diputados y convoca a elecciones. La Juventud Peronista (JP) que responde a Montoneros, propone la fórmula: Perón-Cámpora. Los sectores sindicales, apoyados por el entorno más reaccionario que está cercano a Perón contraoferta: Perón-Perón, aludiendo a la segunda esposa del General, María Estela Martínez de Perón (nom de guerre: Isabel). Esta es la variante que triunfa.
Nuevas elecciones: Perón gana con 7.381.249 votos sobre 12.077.422 votantes: el 61,85%.
“No hay segunda vuelta. El peronismo es gobierno otra vez. Pero Perón está viejo. Tiene más de setenta años, y sufre graves enfermedades. 'Un león herbívoro' lo denomina alguien.”
Perón muere el 1 de julio de 1974. Isabel, su mujer, queda a cargo del gobierno, auxiliada por su secretario privado, mentalista, umbanda, ex-cabo y ahora Comisario General de la Policía Federal, José López Rega, quien de pronto es Ministro de Bienestar Social.
La guerra es inminente. La soberbia de la juventud militante, los excesos de la derecha sindical, los despropósitos económicos del gobierno, sumados a otros múltiples factores, aceleraron el desgaste. El 24 de marzo de 1976, el Teniente General Jorge Rafael Videla, el Almirante Emilio Eduardo Massera y el Brigadier Orlando Ramón Agosti encabezaron un golpe militar que se convertiría en la dictadura más sangrienta de la historia de mi país.
Pero esa, como se dice en los cuentos, es otra historia.

Enrique Gil Ibarra / fragmento de "Paredón y después" - 2001

lunes, marzo 10, 2008

Pensar el peronismo del siglo XXI

Por Marcelo Koenig *

Néstor Kirchner ha tomado la decisión de conducir la estructura del PJ. Esto es parte de la estrategia de recuperación de la política que va hacia la institucionalizació n del proceso.
Esta decisión muchas veces es criticada desde posiciones gorilas. No es nuestro caso. No nos asusta lo aluvional y plebeyo que siempre acompaña en todas sus expresiones al peronismo. Por el contrario, nos preocupa la matriz prolijamente liberal de las prácticas políticas de los noventa que no han sido confinadas al olvido.
¿Cómo se va a combinar la presidencia de Kirchner –el hombre cuyo impulso de cambio marcó las condiciones de la etapa– con una estructura partidaria anquilosada, que en su mayoría fue parte en el sustento de la dependencia neoliberal? ¿Cuánto y de qué modo se comprometerán con el cambio necesario aquellos que fueron coprotagonistas de la entrega, la exclusión y la injusticia en los tiempos de Menem y de Duhalde? ¿Cómo actuarán aquellos que con obediencia debida partidaria y/o convicción personal acompañaron la vigencia de las pautas económicas y políticas del Consenso de Washington? ¿Podemos afirmar que con sólo modificar la estructura de conducción del PJ se transformará en una herramienta de liberación?
Es entonces cuando nos preguntamos: ¿qué tenemos que hacer las organizaciones populares forjadas al calor de la resistencia de los noventa y que nos reconocemos en la tradición política del peronismo revolucionario? ¿Tenemos que correr tras algunos puestos en la estructura partidaria del PJ, porque si no nos quedamos afuera del tablero? ¿Tenemos que cumplir el triste rol de la piedrita en el zapato del PJ?
Hoy tenemos frente a nosotros una decisión importante. Creemos que es un error correr detrás de la pelota. Tenemos que pensar y discutir una estrategia para el tiempo que se viene. Eso significa abrir un debate sobre el modelo de país que queremos y la fuerza necesaria para ir concretándolo.
Tenemos que discutir el peronismo del siglo XXI. No lo tenemos que hacer de cara a la interna del PJ sino de cara al pueblo argentino, aquel que gritó basta en diciembre de 2001 y recuperó su esperanza después de 2003.
Al movimiento nacional y popular no lo puede suplir una estructura partidaria. El partido puede ser, a lo sumo, una herramienta del movimiento, el famoso “traje de novia” al que se refería el General. Mucho menos si esta estructura no cambia de raíz la matriz de construcción liberal de los noventa, con su lógica de referentes y operadores, de cacicazgos enraizados en el Estado, que operan desde allí su poder.
Queremos una democracia participativa con justicia social. La profundizació n de este proceso viene de la mano de una mayor distribución de la riqueza y del poder. La concentración de ambas es claramente enemiga no sólo de la continuidad del proceso abierto el 25 de mayo de 2003, sino también de nuestros principios ideológicos y doctrinarios históricos. Sólo la participación popular en la política puede avanzar en niveles crecientes de justicia social. Sin participación popular no hay movimiento nacional y popular. Sin movimiento no hay ni puede haber proyecto nacional transformador que nos vaya encaminando hacia la liberación.
Pensar el peronismo del siglo XXI es hacer un debate sobre las condiciones reales de dependencia en un capitalismo transnacionalizado que intenta limitar y encorsetar a los Estados nacionales de la periferia usando de escudo militar a los Estados imperialistas. Pensar el peronismo del siglo XXI es descifrar qué significa hoy “conquistar a la gran masa del pueblo combatiendo al capital”. Reflexionar sobre la incidencia de los grupos económicos transnacionales en el condicionamiento de la economía y cómo esto se traduce en la exclusión de gran parte de los pueblos de nuestra América.
Pensar y construir un país justo y solidario es, para nosotros, una deuda con muchos de los 30.000 compañeros que dieron su vida para lograrlo, que fueron portadores de banderas históricas que no debemos arriar en función de un supuesto realismo político.
En definitiva, creemos que está abierto un debate estratégico, que el vaciamiento de la política de los noventa –del cual parece ser que nadie está exento– pretende reducir a una maniquea alternativa entre PJ si o PJ no.
En los años ochenta, en plena alvearización del PJ empezamos a cantar una consigna que sigue aún vigente: “No queremos un partido, un partido liberal, queremos un movimiento nacional y popular”. En los noventa perdimos la batalla, pero nos transformamos en resistencia. ¿Podrá vencer el peronismo del siglo XXI?
Un gran mérito de Néstor Kirchner en estos últimos años fue la recuperación de la política; corriendo el eje de la economía, tal como lo situaba el pensamiento único. Pero la política sólo es transformadora y hasta revolucionaria en la medida en que deja de pertenecer al restringido círculo de los políticos y es apropiada por la gran masa del pueblo. Para que esto se produzca es necesario que la política en general y el peronismo en particular recuperen la capacidad de enamorar. El peronismo del siglo XXI sólo volverá a enamorar en la medida en que recupere las dos cuestiones que refería Unamuno como el mejor legado para nuestros hijos: por un lado raíces; por el otro, alas. Raíces para entroncarnos con las luchas de la larga marcha de nuestro pueblo por su liberación nacional y social; alas para soñar, rompiendo con el posibilismo, un proyecto de país sin excluidos, justo, libre y soberano en una Latinoamérica unida.

* Profesor adjunto en la UBA, Derecho, en Historia Política y Teoría del Estado. Director de la revista Evita.

viernes, marzo 07, 2008

¿Día internacional de la mujer?

Transcribo textualmente:

“A quienes sé que podrán entenderme… (O el porqué no iré a un acto…)

En el día de la fecha, 4 de marzo de 2008, Titi, mi hija, me reenvió un correo de la Directora Provincial de Igualdad de Oportunidades, señora Claudia Prince en el cual informa que el 6 de marzo(o sea dentro de dos días) la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, cuya titular es la señora Sara Cobacho, realizará una actividad en conmemoración del día Internacional de la Mujer.
Asimismo solicitan que podamos enviar “alguna semblanza” (sic) de mi cuñada Cristina Bettanin “para incorporar a los fundamentos de la resolución que crea la distinción” que nos invitan a recibir en su nombre.
Dicha distinción sería otorgada a mi cuñada por “luchadora y mujer”.
Antes de tomar la decisión de escribir estas palabras, respiré hondo, cerré los ojos y me puse a conversar con mi extrañada Cristina.
Y pude verla, les juro, largando una de sus más hermosas carcajadas cuando le cuento que la van a homenajear por ser mujer. Y ella me pregunta, “pero Nené ¿se olvidaron que nosotras, mujeres peronistas y montoneras peleamos contra la oligarquía codo a codo con nuestros compañeros? ¿No saben que no nos perseguían por mujeres, que nos persiguieron, nos secuestraron, nos violaron, nos torturaron y nos mataron porque éramos militantes políticos y nuestro objetivo era la liberación nacional y social de nuestra Patria? Para ellos éramos el enemigo a exterminar y punto.”
Y me sigue preguntando “¿no van a decir que fui Oficial Montonera? ¿No van a contar que en casa funcionaba la imprenta del Evita Montonera?
¿Qué la ESMA allanó mi casa en Lanús después del enfrentamiento en Rosario el 2 de enero de 1977, y por eso trasladaron a Jaime, mi amor, desde la Jefatura de Policía de Rosario, torturado y golpeado a la ESMA y todavía hoy no nos hemos encontrado?
¿No van a contar que no traicioné, que preferí tomarme una pastilla de cianuro antes de caer viva en manos del enemigo?
Me reclama…“Nené, hablá por mí, vos que me tuviste en tus brazos hasta mi último suspiro de vida.”
Siento que la piel me quema, mi corazón late muy fuerte y prefiero abrir los ojos porque… ¿cómo carajo le cuento que “luchador” cuando no “víctima” son las nuevas palabras que utilizan para borrar nuestra historia? ¿Cómo carajo le cuento que se esconden detrás de nuestra maravillosa historia, y de la muerte de miles de compañeros, para justificar las políticas de exclusión más terribles, para ocultar la muerte de los pibes del pueblo por gatillo fácil, por paco, por hambre y desnutrición?
¿Cómo carajo le cuento de los hermanos envenenados por el cianuro de las mineras, de los inundados, de la oprobiosa acumulación de riqueza para algunos y la condena a la pobreza extrema para millones, de… , de…, de…¿cómo carajo le cuento de los “montoneros reciclados” haciendo patéticas volteretas para caer parados como los gatos?
Prefiero no contarle…
Sí le digo que el único y verdadero homenaje todavía está pendiente.
Será el día en que en nuestra Patria se haga realidad la Justicia Social, la Independencia Económica y la Soberanía Política.
Le digo que tenga la seguridad que su recuerdo más hermoso anida en el corazón de sus queridos negritos de Villa Jardín, que escribieron su nombre y el de Jaime en un mural a la entrada de la villa aún en plena dictadura militar; en el corazón de nosotros, su familia y en el de muchos compañeros, que por no estar dispuestos a sumarse a la comparsa, son ninguneados y perseguidos por los que roban nuestra historia.
Me despido de ella diciéndole que se quede tranquila.
Que a ese acto no voy a ir,…que se metan la distinción donde mejor les quepa.
Nené

Nota al pie de hendrix: Me pareció importante que este texto que me llegó por mail se conociera. Cristina Bettanin, junto a sus dos hermanos (Leonardo, oficial segundo, muerto en combate y Guillermo –“Memo”- aspirante, “desaparecido” en la comisaría de Tigre, provincia de Buenos Aires), fueron un ejemplo claro de cómo una familia entera puede luchar y morir por aquello en lo que cree.
No tuve una buena relación con Cristina, y las pocas veces que debimos cumplir alguna tarea juntos (tanto en el Diario Noticias –era fotógrafa- como fuera de él) no pudimos crear entre nosotros la cordialidad que hubiera sido deseable. Si bien ambos teníamos un carácter “fuerte”, posiblemente haya sido mi culpa, ya que interactuando con otros compañeros era una mujer dulce y contenedora.
Conmemorar el “día internacional de la mujer” con los criterios actuales parece una “concesión graciosa” que, por lo menos a mí, siempre me ha sonado como “el día del avestruz” o del “zorro colorado”. No dudo que habrá algunas compañeras que, indignadas por lo que escribo, me reprocharán no comprender que en la lucha por la igualdad existen pasos, etapas, momentos.
Sin embargo, aún comprendiéndolo, prefiero este texto que transcribo arriba.
Hubo una época, un lugar, un instante, en que unas (muchas) personas decidimos ser “seres humanos”, de una vez y para siempre. Algunos, como Cristina, lo lograron de golpe, en un último sacrificio de lealtad, de coraje, de solidaridad. Otros, todavía estamos intentando.
Quizás algún lector no comprenda qué tiene que ver “el día de la mujer” con la muerte de una oficial montonera. No es eso. Es que no importaba quién era mujer y quién hombre. No perdíamos ni un minuto en pensarlo. Caminábamos juntos, y ya.
Creo que no conocí a Nené, la cuñada de Cristina. La conozco ahora, es un ser humano.

jueves, marzo 06, 2008

La Plaza

por Natalia Jaureguizahar

En épocas del Imperio Romano cuando conquistaban un pueblo una de las primeras medidas que tomaban era que todos los trámites oficiales debían hacerse en latín. La dominación cultural no es un hecho nuevo, y es quizás más poderoso que la dominación militar. Un pueblo dominado por las armas se resiste, y en ocasiones gana. Un pueblo dominado culturalmente ni siquiera se entera que ha sido conquistado. La resistencia desaparece, no hay contra qué pelear, no se sabe quién está "adentro" y quién está "afuera".
Desaparecen los límites, las fronteras, y poco a poco nos convertimos en colonia sin saberlo.
Batalla que estamos perdiendo es la de la identidad, la de la memoria; nos quieren robar lo que somos, y somos nuestros recuerdos, los lugares por lo que transitamos, la plaza donde jugamos de niños, la casa de los abuelos, la escuela del barrio.
Somos como pueblo la historia que construyeron nuestros ancestros. La patria es la tierra de los padres, la tierra por la que lucharon, por la que lloraron. La tierra donde parieron sus hijos, donde los criaron, los educaron. La tierra por la que lucharon, la que les brindó sus semillas para saciar su hambre.
Les debemos la memoria a los que dieron su vida por una Argentina digna, a los que soñaron con una patria feliz para sus hijos.
De a poco nos van robando todo, sin que ni siquiera nos demos cuenta, nos dan pequeñas porciones de historia cuidadosamente elegidas, saben que borrar el pasado nos deja sin identidad, sin presente. Saben que modificar la Plaza de Mayo no es un progreso arquitectónico, no es que vaya a quedar más "bonita", es que va a quedar diferente, va a ser otra plaza. Ya no la del 17 de octubre, no la de los actos populares, no la del pueblo en la calle, ni tampoco la de las madres preguntando qué fue de sus hijos. Va a ser otra, y nosotros también seremos otros.
Sin pasado y sin memoria, como chicos entrando un jardín de infantes, donde todo está por aprenderse, donde nos pueden enseñar lo que les plazca.