martes, febrero 22, 2011

Videla: "Responsable de la aniquilación de todos los opositores políticos"


El Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba, al argumentar las sentencias a cadena perpetua dictadas contra el dictador Jorge Rafael Videla, el ex comandante del III Cuerpo de Ejército y otros 29 represores, considerados responsables del fusilamiento de 31 presos políticos alojados en la UP1 entre marzo y octubre de 1976, sostuvo que los hechos juzgados "se cometieron como consecuencia de la planificación estratégica y táctica emanada de la cúpula militar", y que "Videla fue el responsable de fijar los objetivos y proveer de infraestructura y medios para la consiguiente cadena de mandos bajo sus órdenes".

Los integrantes del Tribunal añadieron que Videla dictó la Directiva 404/75 (Lucha contra la Subversión), con la cual puso en ejecución el "objetivo político de represión de actividades consideradas ilegales y de la aniquilación de todos los opositores políticos al régimen" y de todo lo que se consideraba "enemigo". Para llevar adelante el "plan ilegal diseñado por Videla se trazó una división por zonas del país", y que la mayoría de los detenidos estaban a disposición simultánea del Poder Judicial y del Poder Ejecutivo Nacional, por lo que resulta "inverosímil" que ignorara la modalidad sistemática que se utilizaba para eliminar a los detenidos que estaban a su disposición.

Al referirse en general sobre la totalidad de los condenados, los jueces sostuvieron en el fallo que todos formaban parte de la "organización de un plan sistemático integral criminal, que, amparado por los mecanismos estatales tenía como objetivo la eliminación de los opositores políticos". Agregaron que dentro de ese plan de aniquilamiento cumplieron distintos roles y tareas dentro de la "represión ilegal caracterizada por la discrecionalidad y libertad otorgada por la Junta de Comandantes (Videla) a los jefes de zona (Menéndez), como así también la libertad al personal militar y policial inferior en sus distintas jerarquías y grados".

En ese contexto, "se advierte allí sin dificultad, un nivel horizontal de responsabilidades y la existencia de coautoría mediata. Todos ellos se conocían, se reunían, compartieron cargos como integrantes de la Junta y en común planificaron y ordenaron la ejecución del plan criminal descripto", sostuvieron los jueces Jaime Díaz Gavier, Carlos Lascano y José María Pérez Villalobos.

En cuanto a las responsabilidades de Luciano Benjamín Menéndez sobre los hechos juzgados, entre el 2 de julio y el 22 de diciembre del año pasado y que involucra la muerte de 31 presos políticos, el Tribunal sostuvo que "compartió un grado de responsabilidad paralela en paridad de cargos con los demás Comandantes de zona del país". Menéndez, desde el rol de Jefe del Tercer Cuerpo de Ejército y al mismo tiempo, Comandante del Área 311, "desarrolló un estricto control de las unidades a su cargo, impartió órdenes e instrucciones, generó las condiciones adecuadas para que se acataran, supervisó los resultados y facilitó las condiciones para que el plan de aniquilamiento se cumpliera acabadamente por las diversas dependencias a su cargo".

En el marco de ese análisis jurídico, los magistrados entendieron que "los hechos traídos a juicio se ejecutaron como consecuencia de las directivas y órdenes impartidas por Menéndez, lo que nos permite concluir que intervino en los hechos atribuidos", resaltó entre los puntos más sobresalientes del extenso fundamento de 674 páginas.

En diciembre del año pasado Videla fue condenado a prisión perpetua como responsable de los delitos de imposición de tormentos agravada por la condición de perseguido político de la víctima (30 hechos en concurso real), homicidio calificado por alevosía y por el concurso de pluralidad de partícipes (29 hechos en concurso real), y tormentos seguido de muerte (1 hecho).

Menéndez recibió la misma pena por los delitos de privación ilegal de la libertad calificada por tratarse de un funcionario público, agravada por el uso de violencia, por durar más de un mes y por haberse cometido para compeler a la víctima a hacer, no hacer o tolerar algo a lo que no estuviese obligada (6 hechos en concurso real). Se suman los delitos de imposición de tormentos agravada por la condición de perseguido político de la víctima (38 hechos en concurso real), homicidio calificado por alevosía y por el concurso de pluralidad de partícipes (30 hechos en concurso real), tormentos seguido de muerte (1 hecho) y lesiones graves calificadas (1 hecho) todo en concurso real.

En el mismo proceso también fueron condenados a prisión perpetua los militares Vicente Meli, Mauricio Poncet, Raúl Fierro, Jorge González Navarro, Gustavo Alsina, Pedro Mones Ruiz y Miguel Angel Pérez, al igual que los policías Carlos Yanicelli, Miguel Angel Gómez, Luis Lucero, Calixto Flores, Yamil Jabour, Marcelo Luna y Ramón Molina. Hermes Rodríguez fue condenado a 12 años; José San Julián, a 6; Juan Húber, a 14 años; Víctor Pino Cano, a 12; Carlos Hibar Pérez, a 10; Mirta Antón, a 7 y Fernando Rocha, a 8 años. Fueron absueltos, en cambio, Osvaldo Quiroga, Francisco D`Aloia, Cayetano Rocha, Luis Alberto Rodríguez, José Paredes, Luis Merlo y Gustavo Salgado.


Menéndez será juzgado nuevamente en Tucumán

El ex jefe del III Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez, ya condenado a 4 perpetuas, comenzará a ser juzgado a partir de mañana por el Tribunal Oral Federal de Tucumán, por los crímenes cometidos en aquella provincia, junto con el ex policía Roberto Heriberto Albornoz, quien fuera jefe del Servicio de Información Confidencial (SIC) de la policía tucumana donde funcionó un centro clandestino de detención.

Aunque el juicio debería empezar mañana, es probable que su comienzo se retrace hasta que la Cámara Federal decida la recusación presentada por la Fiscalía del caso contra uno de los integrantes del Tribunal, conformado por los jueces tucumanos Gabriel Casas y Carlos Jiménez Montilla, y por el santiagueño Luis Eduardo López, quien ya se había "inhibido de intervenir en todas las causas que por violaciones a los derechos humanos tramitadas en su provincia, por haber sido acusado por uno de los testigos de la causa "Kamentzky". Raúl Osvaldo Corvalán declaró el año pasado que cuando López era secretario del juzgado Federal de Santiago, durante la dictadura militar, "estuvo presente en una oficina en la que José Musa Azar y el entonces juez Santiago Grant lo obligaron a firmar un acta en la que se hacía responsable por la tenencia de 'material subversivo de propaganda y donde nombraba a un montón de personas'".

Menéndez deberá afrontar la llamada causa "Romero Niklison", en donde se investigan el presunto fusilamiento a sangre fría de un grupo de jóvenes militantes de la agrupación peronista Montoneros, ocurrido el 20 de mayo de 1976, en una casa del barrio Echeverría de San MIguel, cuando la dueña de casa, María Alejandra "la sueca" Niklison, mantenía una reunión con otros cuatro militantes de la organización. Allí estaban Fernando "Pepo" Saavedra Lamas, Juan Carlos Meneses (cuyo nombre falso era Miguel Ángel González Cano, oriundo de la provincia de Santa Fe); Atilio Brandsen y Eduardo González Paz.

Según la investigación, fuerzas conjuntas del Ejército y de la Policía provincial se presentaron en la vivienda y comenzaron a disparar contra los ocupantes. Inclusive uno de ellos -Saavedra Lamas- logró escapar hacia una iglesia cercana, pero fue asesinado muy cerca del lugar.

Los cuerpos sin vida de las víctimas fueron llevados a la Jefatura de la Policía de Tucumán, y luego fueron inhumados en fosas comunes en el Cementerio del Norte de la ciudad.

El Ortiba.org

lunes, febrero 14, 2011

Hay que pegarle al chancho, para que aparezca el dueño

por Enrique Gil Ibarra

La sabiduría popular suele, en su aparente simpleza, dar solución práctica a problemas que aparecen en ocasiones como insolubles.

Pegarle al chancho para que aparezca el dueño da resultado, especialmente en política. Cuando el chancho está amenazado, ninguna consideración de oportunidad o conveniencia puede detener a su dueño, que acepta hasta la incineración pública con tal de proteger su inversión en el chiquero común.

Nada puede haber más antipático para la consideración general que una acusación de negociar ilegalmente con medicamentos. Si éstos son oncológicos, la sensibilidad (o, si usted prefiere, la sensiblería) popular reacciona aún más profundamente, condenando al sospechado inclusive antes de cualquier juzgamiento.

Es que en ciertos temas, aún la más insustancial sospecha basta para evaluar que en el chiquero hay mugre. Si la sospecha tiene cierto grado de sustentación, nadie salvará al inculpado de la hoguera social. Y está bien que así sea.

Por ello, fue una bocanada de oxígeno la detención del Momo Venegas, que complementaba la investigación por la que está acusado y detenido Zanola. Cualquier persona, sindicalista o no, que pueda estar relacionada con el tráfico ilegal de medicamentos debe ser investigada a fondo.

No obstante, la corporación sindical y política reaccionó de inmediato, y se logró el milagro de que a pesar del kirchnerismo de Moyano y del antikirchnerismo de Duhalde, ambos coincidieran en la defensa de Venegas, sin importar la certeza o no de la acusación.

En definitiva, lo único positivo que pudo obtenerse del hecho hasta hoy, tal vez por una ¿ingenua? precipitación de Oyarbide fue que, tal como lo afirma mi abuela, siempre que se le pega al chancho, aparece el dueño a defenderlo.

lunes, febrero 07, 2011

“A 22 años, nadie parece saber qué quisimos hacer en La Tablada”

Por Joaquín Ramos, ex militante del MTP

La siguiente es una carta escrita por Joaquín Ramos, uno de los ex presos políticos por el copamiento del Regimiento III de La Tablada el 23 de enero de 1989. Ramos cumplió parte de su condena en Argentina y en España. Recibió el indulto cuando ya estaba en libertad.

“Hubo tres puntos de concentración. Dos quintas y un negocio en la zona de Morón en donde se juntaron los compañeros que iban a permanecer en las inmediaciones del cuartel. No sé si Gorriarán los juntó a todos en un lugar porque yo fui convocado el domingo a la noche, pero no parece muy lógico. Más bien creo que el Pelado fue a los tres lugares y habló con los compañeros por separado.

’’Los panfletos que intentaban confundir a las fuerzas represivas los fuimos lanzando por el camino los que íbamos a entrar en el regimiento.

’’La resistencia en el fondo del cuartel no fue intensa. No se pudo romper porque los militares se parapetaron bien y los encargados de tomar esa parte eran pocos. Los combates más duros se dieron en la guardia de prevención y en el edificio de la compañía Comandos y servicios, que daba a la calle. Al no tomar este edificio, se posibilitó que accedieran al cuartel refuerzos y se parapetaran ahí e iniciaran la retoma.

’’No había plan de retirada. Eso lo sabíamos todos los que participábamos. Cuando le pregunté al flaco Martín cómo nos íbamos a ir si algo salía mal, me dijo que nada podía salir mal. También me dijo que si a las 8.30 a.m. no habíamos tomado el cuartel, la acción habría fracasado. Curiosamente, no insistí en qué pasaría después de esa hora. Así que, difícilmente, alguno de los que participamos estuviera esperando una orden de retirada.

’’Me cuesta creer que alguno de los atacantes pensara que la acción estaba cantada, porque los militares estaban en calzoncillos cuando llegamos. Aunque sí nos sorprendió –a los compañeros que estaban junto a mí, al menos– la presencia de la policía de la provincia de Bs. As. rodeando el cuartel a los pocos minutos de iniciada la acción. Lo que he leído es que se debe a que, en ese momento, se daba el cambio de turno de una comisaría o academia que hay en las inmediaciones del cuartel.

’’El MTP sufrió una deserción muy grande de sus cuadros, un año antes de La Tablada, y creo que fue más bien una de esas divisiones endémicas de la izquierda que una cosa referente a la opción armada, que no fue mencionada ni por los que se fueron ni por los que nos quedamos. Tenía confianza y amistad con muchos de los que se fueron y ninguno me dijo que se iba porque el Pelado, tarde o temprano, volvería a la lucha armada. Ni en charlas de café ni en las asambleas previas a la división, nadie dijo nada ni parecido. Varios de los que se fueron dijeron eso ante los jueces, supongo que para exculparse, otros fueron más lejos y se portaron como delatores, pero no se ajusta a la verdad.

’La acusación sobre Floreal Canalis no fue realizada unas horas después del asalto, sino varios años después, en un comunicado firmado por Gorriarán. Desconozco si la afirmación de que era servicio de la policía provincial es cierta o falsa. De todas formas, en el comunicado mismo se decía que, si bien Canalis era un infiltrado, su delación había tenido poca influencia en el desarrollo de los hechos porque tenía muy restringida la información y la participación en el MTP, lo cual sí era verdad.

’’Coincido con vos en que hoy no es justificable el silencio sobre La Tablada y creo, además, que la explicación que da Gorriarán en su libro es muy pobre. Decir, 16 años después (que fue la fecha en la que salió el libro), que pudimos habernos equivocado pero que nuestras intenciones eran buenas, parece una broma.

’’Cuando pude volver al país, después de los indultos de Duhalde, intenté que los que quedamos del MTP, los que habíamos estado presos y los que habían seguido militando en la calle, nos juntáramos para sacar alguna conclusión sobre lo actuado. Pensaba, y pienso, que siendo tan pocos podíamos darle un cierre digno a esta experiencia política. No pasa lo mismo que con la militancia revolucionaria de los ’70, en la que participaron miles y, por lo tanto, resulta muy difícil hacer un cierre colectivo.

’’Mi propuesta era reunir a los que habíamos participado, a los que se sumaron después y poco más. Por otro lado, era en lo que habíamos quedado mientras estuvimos presos: ‘Cuando salga el último compañero será el momento de hacer crítica y autocrítica y, si sacamos la conclusión de que nos equivocamos, lo diremos”. No hubo forma. Nadie quería hacerlo y el primero en negarse fue Gorriarán. Él había dado la versión oficial de La Tablada y el tema estaba cerrado. Nada de cierre colectivo, nada de reflexión entre todos, nada de nada.

’’¿Por qué? A mí me parece bastante claro. La Tablada es un error. No hay otra forma de llamar a un hecho en el que perdimos más de 30 compañeros, el partido político que generó la acción desapareció y, 22 años después, nadie parece saber qué quisimos hacer. No se trata sólo un fracaso militar, sino de un error político en el que nos saltamos la regla básica de cualquier acción armada: que se explique sola. Si La Tablada fue un error, el máximo responsable (no niego mi parte de responsabilidad pero, definitivamente, no es la misma que tuvo Gorriarán) debería haber asumido sus responsabilidades.

’’Básicamente, me parece que no quiso revisar lo actuado para no tener que asumir su parte. En ese sentido, creo que no estuvo a la altura de una historia que terminó en un error pero que está plagada de actos heroicos, entrega y resistencia. Si una cosa reivindico de todo esto es a los que participamos convencidos de que lo hacíamos por un país más justo. No reniego de mi responsabilidad y rescato a mis compañeros como militantes populares y, por eso mismo, me parece que nuestra historia merecía y merece un final más digno.

’’En mi opinión, no hay secretos importantes que no se sepan de La Tablada. Más claro: no creo que La Tablada se haya debido a un problema de infiltración, carne podrida, engaños, etc. No creo que haya una gran conspiración de fuerzas oscuras detrás de los hechos que nos tuvieron como protagonistas. En mi opinión, que La Tablada siga siendo un misterio obedece, básicamente, a tres razones:

’’–La primera: una concepción política que ya estaba obsoleta en el ’89, esto es bastante claro. Son los residuos deformados de la concepción de los ’70. La creencia de que un grupo armado puede generar un cambio importante sin contar con las masas. Veíamos la debilidad del gobierno de Alfonsín, veíamos el fortalecimiento de los carapintadas, veíamos que había mucho descontento popular con el gobierno y un fuerte rechazo ante los milicos, veíamos la crisis del campo socialista (aunque nunca lo que terminó siendo) y pensamos que podíamos ser la chispa que encendiera la pradera. Que una acción triunfadora sería el catalizador de una insurrección popular que cambiaría la correlación de fuerzas y el rumbo del país. Todo eso sin tener, en mi opinión, la inserción necesaria.

’’–La segunda: que no funcionábamos como un partido con sus órganos de control. Esto era así porque Gorriarán dirigía el MTP más allá de lo que dijeran los organismos del movimiento. En mi caso, aceptaba este estado de cosas (donde los organismos del movimiento se veían, más bien, como un obstáculo) con entusiasmo, porque confiaba ciegamente en Gorriarán y en su dirección. Para mí, él era una garantía, lo mismo que para muchos compañeros que participaron en el asalto al cuartel. Recuerdo que tuvimos una reunión con el Pelado antes del alzamiento carapintada de diciembre del ’88 en el que comentamos la situación política sin mencionar la posibilidad de algo como La Tablada, pero sí la de resistir de forma armada un intento de golpe, y le dije a un compañero como chiste: ‘Esperemos que no se equivoque porque si no, estamos hasta las bolas’.

’’–La tercera: que nos habíamos saltado ciertas líneas morales que una organización revolucionaria no puede cruzar. Esto es, un mal que ha aquejado a cierta parte de la izquierda mundial. En el frenesí de la acción es difícil ver esa línea que nunca se debe atravesar y que, sin embargo, se deja atrás muy fácilmente.

’’En cuanto a nosotros, la línea que pasamos fue basar la acción sobre una mentira. Creo que el análisis de la situación del momento podía ser correcto, pero que actuamos en base a una concepción militar y no política. Creíamos, en ese momento, que el golpe se estaba preparando dada la debilidad del gobierno de Alfonsín y las componendas entre Seineldín y el entonces candidato Menem. Creíamos, y hoy no estoy tan seguro, que los carapintadas habían pasado a ser una opción válida para los grupos económicos. La idea era que planeaban un golpe de Estado, por lo menos encubierto, que derrocaría a Alfonsín, pondría a Víctor Martínez en la presidencia y que él garantizaría la impunidad de todo lo actuado por la dictadura militar. Creíamos, y definitivamente ya no lo creo, que el poder estaba al alcance de la mano. Que Alfonsín no se sostenía, que Menem no había llegado, que los milicos estaban divididos y que nosotros podíamos realizar una acción que inclinara la balanza para el lado del pueblo.

’’Con el convencimiento del golpe en marcha, se habló de resistir, de encabezar la resistencia en la calle. Unos días antes de La Tablada se planteó, a modo de debate, que si esperábamos a que los milicos salieran con los tanques, la posibilidad de detenerlos era escasa y que si no era mejor que actuáramos nosotros previamente. Esto se habrá discutido una semana antes, pero como una idea, no como algo inminente. Más bien parecía un debate teórico: ¿Qué será mejor? ¿Esperar? ¿Adelantarnos?

’’Se optó, como es público y notorio, por adelantarnos. De hecho, creo que cuando se nos planteó como algo teórico, ya estaba decidido. Digamos que, en ese nivel de decisiones, yo no participaba, pero en ese momento me pareció algo aceptable.

’’Sabíamos, como sabía todo el mundo, que La Tablada era un cuartel carapintada y que era el más importante del Gran Buenos Aires. Si el golpe salía de algún lado, sería de ahí. Así que, al adelantarnos, lo tomaríamos, lo neutralizaríamos y después habría una especie de insurrección que cambiaría el rumbo del gobierno de Alfonsín o formaría un hipotético gobierno de unidad nacional.

’’Hay que decir que en esos días eran muchos los políticos que hablaban de la posibilidad de un golpe de Estado. El mismo Alfonsín, en un reportaje, dijo que los sublevados no triunfarían; Duhalde dijo algo parecido. Podemos decir que el tema del golpe era más que un rumor en ese momento.

’’Se decidió, entonces, priorizar el criterio militar: adelantarnos a los milicos y justificar nuestro accionar diciendo que en ese momento y lugar se estaba dando el golpe. Entonces apareció la mentira y allí atrás quedo la línea moral que no deberíamos haber cruzado nunca. El golpe era algo real, solamente acomodábamos un poco las cosas para tener más opciones de triunfo. Si salía bien, no sería más que un detalle… Si salía mal, nos arriesgábamos a que nadie entendiera qué estaba pasando.

’’Más allá del plan, más allá del error (que tire la primera piedra el que no se equivocó nunca, aunque es cierto que hay equivocaciones más graves que otras) yo creo que la tragedia es ésa y haber continuado muchos años dando una visión errónea de lo que pasó. Por eso es muy difícil de justificar o de entender políticamente La Tablada y ha quedado como un misterio para la mayoría de la población.

’’Una aclaración: no pienso que Gorriarán perteneciera a los servicios ni creo que haya sido un hijo de puta que nos llevó de una oreja. Creo que fue un revolucionario, con una concepción que se había quedado obsoleta y que tuvo éxitos y fracasos a lo largo de su vida. Estoy convencido de que no estuvo a la altura para asumir su responsabilidad en este episodio y que, en este caso, se equivocó mucho, nos equivocamos mucho.

’’Una aclaración más que, parafraseando a Roque Dalton, no sería necesaria casi en ningún lado pero que en Argentina… Nuestros errores no justifican ni legitiman las horribles violaciones a los Derechos Humanos que cometió el Ejército en la recuperación del cuartel.

’’Nadie ha sido condenado por las desapariciones ni por los fusilamientos ni por las torturas de compañeros. En este caso, pese al esfuerzo de tantos abogados que luchan por mantener las causas abiertas, todavía impera la impunidad. En la Tablada se cometieron todos los delitos de lesa humanidad que se cometieron durante la dictadura, salvo el robo de niños, y eso no debería ser olvidado.

’’Tampoco nuestro error justifica o legitima el juicio parcial e injusto al que fuimos sometidos los detenidos y que fue un intento de legitimar la represión ejercida en la retoma del cuartel.

’’No me extiendo más en este tema, porque no es lo central de la carta pero es algo que, creo, no se puede omitir cuando se habla de La Tablada.”.

Miradas al sur

sábado, febrero 05, 2011

La voluntad y los emergentes: Los herederos de Kirchner

Por Nerio Neirotti (Sociólogo)

El gran valor de la JP fue su capacidad de movilización y representación. Fue producto de un crecimiento silvestre de miles de pequeñas JP que fueron sembradas al boleo por una tempestad imparable resultante de años de resistencia peronista. Sólo después vinieron las orgas y la orga mayor (Montoneros, que unificó a la mayoría de las que tenían origen peronista), constituyéndose en conductora del vendaval. Y luego los errores, la dilapidación de semejante capital político, adjudicables no sólo ni tanto a su conducción (porque se trató de un movimiento colectivo) sino a una cultura política voluntarista que también era hija de aquel país que pasó de la epopeya a la tragedia. Tragedia que se empezó a avizorar con la masacre de Ezeiza, pero esto… sería tema de otra reflexión y debate colectivo que insumirá horas más horas de discusión y de teclado.
También fue un gran valor el lugar que se le dio a la “trascendencia”. Se luchaba por dejar una Patria nueva, con un socialismo cuyas formas no eran claras (debía ser propio, creativo, nacional, y había que inventarlo, no copiarlo) pero basado en convicciones de alto voltaje. La “familia peronista” (la de la casa propia, el asadito del domingo, las vacaciones pagas, la cobertura de salud y el acceso a la educación gratuita en todos sus niveles –incluso el universitario-; no la familia de filiación peronista sino el tipo de familia argentina de aquellos años, de clase trabajadora y media, con sus proyectos y anhelos, toda una institución generada por el peronismo) ahora participaría del poder y de la propiedad de los medios de producción bajo formas estatales, cooperativas, de autogestión y de cogestión (perdón, y nunca nadie dijo que la casa dejaría de ser propia ni que dejaría de existir la propiedad privada). Se tenía la convicción de que había derecho a ello y de que se contaba con la fuerza para lograrlo (y nadie pensaba que sólo se trataba de “distribuir”, sino que había que poner en marcha un nuevo modelo productivo que superara el tradicional estilo parasitario y rentístico).

Y para luchar por una Patria nueva también había que hacer un hombre nuevo (sí, suena a cristianuchi y guevarista), por eso se empezaba por dar testimonio de vida, compartiendo, viviendo la vida pero modestamente, dándole tiempo y recursos a la causa, discutiendo las propias acciones y las de los demás. La política, luego tan denostada por el “proceso” (no era raro escuchar a los carceleros en la época de la dictadura decir: ¿cuánto tiempo hace que vos te metiste en “la política”?) y por el vuelo neoliberal de los ’90, era el eje de vida, que inundaba todos los análisis, incluyendo los proyectos de vida, el consumo, la familia y el sexo (suena a demasiado, ¿no?). Sí, suena a mucho, pero qué bueno que miles de jóvenes estuvieran atentos a no caer en “liberaladas” (tal como se llamaba a los excesos de individualismo) sobre todo si se compara con el hedonismo actualmente reinante, la falta de proyectos (no sólo colectivos sino también individuales) y la falta de solidaridad que se mama en los medios hegemónicos.

Néstor Kirchner, hijo del aquella época, sin caer en el voluntarismo trajo de nuevo la voluntad (para tomar el término del acertadísimo título de la colección de Eduardo Anguita y Martín Caparrós) imprimiéndole a su proyecto de gobierno un giro inusitado. Nadie creía que el Estado, devenido en coto de las corporaciones, en agente dócil (gordo y flácido, como criticaban los propios neoliberales) pudiera volver a gobernar incluyendo la regulación del mercado, haciéndole frente en la negociación de la deuda externa a los poderes internacionales, revirtiendo todas las defecciones que se habían producido en la política de derechos humanos, subordinando a las Fuerzas Armadas al poder constitucional para recuperar su rol sanmartiniano, poniendo freno a la soberbia de la cúpula eclesiástica que se siente con derecho a condenar lo que llama el “odio” sin haber tenido la misma firmeza para reclamar justicia y verdad (y sin haber hecho jamás la autocrítica de su complicidad con la dictadura que incluso el Ejército hizo bajo la conducción del Tte. Gral. Balza) y parando la avidez de ganancias de grandes productores agropecuarios, acostumbrados a atemorizar a presidentes (sólo a los constitucionales) con sus silbidos anuales en el predio de la Sociedad Rural en Palermo (por no mencionar otros recursos menos melódicos).

Y a medida que “paraba”, el proyecto Kirchner iba generando políticas audaces: vuelta del crecimiento, transferencias de ingresos a amplios sectores de la población caídos en la exclusión, recuperación de la independencia y la dignidad de la Corte Suprema de Justicia, rescate de los fondos de jubilaciones que habían pasado a manos privadas, asignación universal por hijo, democratización de los medios de comunicación de masas, etc., entre otras muchas que no se mencionan aquí por no ser objeto de esta nota el análisis de las políticas públicas.

Pero ¿cuál es el sujeto político colectivo que puede llevar a cabo un proyecto como éste, apenas perfilado? Se habló al comienzo del interés por generar una gran renovación política, que luego del primer intento de la transversalidad, entre postergación y postergación, quedó desdibujada. Cuadros de los ’70, con vocación transformadora, agradecidos por contar con un lugar en la fase “arquitectónica” de la política (y no sólo en la “agonal”, la de la lucha por el poder --para tomar la distinción clásica-- a la que le habían ofrecido todo en sus vidas) fueron llamados para ocupar distintas posiciones en el gobierno. Cuadros de diversos partidos de izquierda y del radicalismo convergieron en el proyecto. También se sumaron contingentes de nuevas manifestaciones sociales, especialmente piqueteras, y finalmente cobró forma una alianza con la CGT, que si bien no es del todo estable, no tiene precedentes históricos de tanta cercanía entre los hijos de los ’70 y la central obrera. Pero no se trató de la constitución de un nuevo sujeto político identificado con el proyecto, sino de un agregado de individuos, grupos y organizaciones sin más articulación que la relación con el vértice del poder político. No se trata de un esquema orgánico sino radial.

Todo esto da como resultado un conjunto de relaciones entre la vieja y la nueva política: los desheredados de la tierra con Enrique Eskenazi y Lázaro Báez; los intentos de transversalidad y la mano estirada hacia los barones del conurbano; las nuevas referencias de la política con los intendentes y gobernadores que están con Kirchner y estuvieron con Duhalde y con Menem. Los amagos varios de actualizar el peronismo para hacer una alianza con otras expresiones políticas dieron lugar a un aglomerado inestable constituido por los poderes políticos de antaño y otras expresiones nuevas. No se trata de un juicio moral (y ojo que se equivocan quienes consideran que la moral y la política están divorciadas, y si no, que no se queden sólo con el “El príncipe” de Maquiavelo y que lean “La educación del príncipe cristiano” de Erasmo) sino que ocurre que la política se hace con lo que se tiene y se la enaltece con los resultados. Nadie puede esperar, teniendo el margen de poder que en nuestro país tiene un presidente, a constituir una fuerza política para empezar a gobernar. La ciudadanía no perdonaría jamás el vacío, como se ha visto ya en otras oportunidades: aquí y en cualquier lado se reclama conducción, sobre todo tratándose de una máquina tan compleja como es el Estado y de un arte tan intenso como es el de la política.

Pero si bien no se trata de hacer un juicio moral, es menester recordar que un proyecto nacional necesita de un sujeto político colectivo, masivo y articulado que lo imagine, lo discuta, lo recree, le dé forma operativa y le dé sustento de poder. La política es articulación de demandas e intereses, como plantea David Easton, pero hay intereses que no se dejan articular, que pretenden ser el todo y no la parte. Quitar privilegios y ventajas no es tarea de ángeles. La política es lucha por el poder y ojo, no se trata de un invento de la izquierda, sino que ya se planteó en la antigua Grecia –volvemos a la fase agonal-- y fue precisamente Maquiavelo el que casi redujo toda la política a lo agonal, a la lucha para alcanzar el poder o simplemente para mantenerlo. Es necesario el consenso mayoritario y estratégico (es decir, no el acuerdo de un día, no el acuerdo sobre ciertas medidas, sino el apoyo a todo un proceso) que permitirá darle perfiles claros a un modelo de Nación justa, con democracia sustancial, con crecimiento sostenido y con una inserción digna en el mundo. Y sólo la organización de un conjunto de fuerzas políticas, peronistas y aliadas, permitirá contar con la capacidad de sostener sin hesitaciones el cambio iniciado.

Es bueno recordarlo: Hoy no se trata sólo de sostener el gobierno de la Presidenta y asegurar un nuevo período, sino de avanzar en el cambio, de desarrollar arquitectónicamente –es decir, de manera sistémica– el conjunto de políticas públicas en el marco de un modelo nacional, lo cual –no lo dudemos– generará pesadas resistencias. Un gran modelo requiere un gran sujeto político y un gran sujeto genera un modelo de excelencia.

Aunque sin que se llegara a conformar el mentado sujeto político, Kirchner dio muestras, sin lugar a dudas, de una gran capacidad para dirigir la melodía, la armonía y el ritmo de su innovadora música (aunque reconozcámoslo, su armonía era algo ríspida y tenía mucho de música dodecafónica). Revirtió situaciones críticas como ninguno. Cual experimentado karateca, supo utilizar los golpes del adversario para generar fuerza propia. Pero sobre todo, la melodía y el ritmo. Elaboró el relato, emprendió la batalla cultural de la sociedad e instaló su norte: Hacia allá vamos argentinos, esto queremos hacer. Siempre con algún viento en contra, aclarando que no se ha venido a administrar el statu quo sino a cambiarlo. Por eso el ritmo fue tan importante, frenético, decisor, progresivo, contagioso y si se quiere, popularmente prepotente.

Pero hizo algo más. Lejos parecían estar las perspectivas de emergencia de un sujeto político portador del cambio, cuando Néstor Kirchner, en un acto paroxístico de su voluntad, provocó con su muerte un fenómeno abrumador: miles de jóvenes (y no tan jóvenes) aparecieron por la plaza y las calles, no sólo para despedirlo sino también para manifestar su apoyo al proyecto y al liderazgo de la Presidenta. En esa arena se encontraron, sin haberse dado cita previamente, aquéllos que se sienten constructores del futuro, peregrinos de la ruta jacobea, seguidores del norte señalado que buscan ser partícipes en la construcción cotidiana del modelo, articuladores del trabajo de la fábrica con el proyecto político, de la actividad del aula con la utopía, del trabajo de la tierra con la arquitectura de la Nación.

Se podrá plantear que igual podría haber ocurrido. Seguramente, como pasa con todos los fenómenos políticos en la historia, pero de lo que no cabe duda es que estas emergencias no se pueden producir sin la existencia de un catalizador de fuste, y vaya si Néstor lo fue. Se podrá decir que fue un fenómeno de coyuntura, pero lo cierto es que la deliberación se puso en marcha, los grupos se identificaron, se reconocieron y se comprometieron. Todos se asombraron de ser tantos y de coincidir tanto, aún en un marco de gran diversidad. Todos, o casi todos, se dieron cita para mañana.

La historia no se repite, las experiencias no se replican, las ideas no se trasponen y los proyectos no se copian. Se transfieren conocimientos, se reelaboran ideas y nuevos proyectos son movilizados por nuevos sujetos políticos. Tal vez estamos en las puertas de la constitución de una nueva orgánica, con peronistas y aliados, con creatividad y compromiso para pensar estratégicamente a la Nación y para darle forma y contenido al proceso transformador. Tal vez sigan floreciendo muchas organizaciones silvestres más y tal vez se multipliquen, como ocurrió en el pasado, los ámbitos colectivos de deliberación, de participación popular, de gestión asociada con el Estado, de definición de líneas estratégicas de gobierno, de toma de decisiones consensuadas. Tal vez proliferen las escuelas de cuadros, con militantes ávidos de conocer la realidad de nuestro país, de proponer soluciones políticas y de instaurar –otra vez—valores trascendentes. Tal vez todo esto se articule y la política deje de ser moneda de cambio y se transforme en fuente de compromiso. Tal vez deje de ser una aburrida actividad corporativa y sea una usina de alegría. Tal vez la melodía siga sonando y la voluntad crezca al ritmo de la multitud.

3 de febrero 2011

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viernes, febrero 04, 2011

Encontraron en Santa Fe los restos de María Isabel Salinas

El Juzgado Federal No. 2 de esta ciudad, a cargo de Francisco Miño, recibió el informe del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) confirmando el hallazgo de los restos de María Isabel Salinas, enterrada clandestinamente como NN y que se encontraba desaparecida desde 1977.

Los restos se hallaban en una fosa común ubicada en el predio que el Ejército tiene en San Pedro, a 50 kilómetros de esta capital provincial.

Fuentes tribunalicias indicaron que el mencionado informe confirma que uno de los cuerpos hallados pertenece a María Isabel Salinas de Bosso, quien fuera secuestrada por fuerzas de la represión ilegal en Rosario el 17 de setiembre de 1977.

La identificación fue conseguida gracias a las muestras de sangre de su hija Mariana y de su hermana Liliana, y luego se cotejaron los perfiles genéticos. Salinas nació en Santa Fe el 18 de diciembre de 1954 y fue secuestrada en Rosario el 17 de septiembre de 1977, según consta en el legajo 1580 de la Conadep.

El 10 de marzo de 1984, Liliana Salinas, hermana de María Isabel denunció el hecho ante la Conadep, afirmando que los familiares fueron visitados por dos desconocidos quienes le hicieron entrega de una bebita llamada Mariana Bosso, hija de María Isabel y de su esposo Carlos Bosso, nacida el 10 de agosto de 1976.

Además, les dieron una carta donde les decían que cuidaran a la niña que los padres estaban bien, pero en realidad nunca más aparecieron con vida.



Cabe destacar que el de María Isabel Salinas es el tercer cuerpo identificado que estaba enterrado como NN en la fosa común del predio que el Ejército tiene en la localidad de San Pedro.

El primero fue el María Esther Ravello, una mujer ciega secuestrada en Rosario el 17 de septiembre de 1977 junto a su esposo Etelvino Vega.

En tanto, el segundo cuerpo al cual el EAAF le puso nombre y apellido fue al del profesor entrerriano Gustavo Pon, también secuestrado en Rosario y privado de la libertad en el centro clandestino de detención La Calamita.

Los investigadores suponen que los cuerpos hallados pertenecen a una tanda de presos políticos que fueron trasladados de La Calamita a un chalet ubicado en la ciudad de Monje y allí fueron fusilados.


La denuncia inicial sobre la posibilidad que existan entierros clandestinos en el predio del Ejército la inició la Casa de Derechos Humanos de la ciudad de Santa Fe, en base al relato que un testigo ya fallecido ofreció a la Conadep en 1984 y luego confirmado a los integrantes de la ONG.

El 9 de junio del año pasado, el Equipo Argentino de Antropología Forense informó sobre el hallazgo de la fosa común, “en cuyo interior se encontraron restos humanos de varias personas cubiertos con cal y evidencia balística asociada a los mismos”.


Link del Colectivo de ex presos políticos y sobrevivientes de Rosario

Salliqueló: El pueblo puso fin al homenaje a las dictaduras

Por Daniel Brión *

En las primeras horas de esta madrugada (02/02/11) una pueblada autoconvocada, procedente de diversos puntos del país, e integrada por jóvenes y viejos militantes del campo nacional y popular, llegó hasta la localidad de Salliqueló, provincia de Buenos Aires, y procedió a la destrucción del monumento erigido como festejo por el golpe de Estado del 16 de junio de 1955, que derrocó al entonces presidente constitucional General Juan Domingo Perón, e inició los primeros dieciocho años de persecuciones, tortura, cárcel y asesinatos por cuestiones políticas en nuestro país, la autodenominada “revolución libertadora”, recordada por el pueblo como fusiladora o libertadura.

Conmemorando y festejando el primer aniversario del golpe de estado de la autodenominada revolución libertadora, en Salliquelló se construyó, el 16 de septiembre de 1956, en pleno centro de la ciudad y con grandes festejos un monumento de homenaje a esa dictadura, la escultura se descubría en 25 de Mayo y Pellegrini, en la esquina misma de la plaza Hipólito Yrigoyen. Justamente en una plaza con ese nombre, el del caudillo radical que en 1930, recibía el primer golpe de Estado de la Argentina. Con fuerte presencia y discurso del radicalismo, se reivindicaba otro golpe. Ambos gobiernos nacionales y populares, ambos "acusados" de lo mismo, ambos por hacer las cosas bien, ambos por gobernar para las mayorías. Paradojas políticas. La reivindicación de la "libertad", allí donde desaparecía. Al revés.

Desde entonces el pueblo y la democracia han estado solicitando, al Intendente y al Consejo Deliberante, que sea retirado del lugar, que los argentinos no estaban dispuestos a continuar con esa postura golpista.

El significado de ese monumento tuvo tratamiento legislativo local en el año 2005, con un proyecto del bloque justicialista, que propuso entonces que se le reemplazaran las placas y se realizara un acto (en ese momento a 50 años de la Revolución Libertadora) de desagravio al gobierno del Gral. Perón, víctima de ese golpe de Estado en la primavera de 1955, fue debatido y rechazado por la mayoría radical del Consejo Deliberante, que argumentó la negativa en la conservación del patrimonio histórico.

La Cámara de Diputados de la Nación, con dictamen favorable de la Comisión de Derechos Humanos voto por amplia mayoría, en mayo de 2010, una resolución que, en su artículo 1º, expresó su más enérgico repudio a la existencia de un monumento que reivindica a la "revolución libertadora" en la ciudad de Salliqueló, provincia de Buenos Aires, que fuera inaugurado el 16 de septiembre de 1956 y, en su artículo 2º, exhortaba a las autoridades competentes de la provincia de Buenos Aires a remover dicho monumento, por constituir un agravio a las instituciones democráticas de nuestra República.

Inútiles resultaron los pedidos populares, ni el reclamo de los concejales locales, ni los del propio Congreso de la Nación, ninguna de las autoridades procedió a la remoción de ese monumento y así, Salliqueló, “Capital de Novillito Tipo” se ha convertido, además, en la “Capital del Homenaje a los golpes de Estado y a las dictaduras”. (Ver nota de Télam)

Finalmente, en las primeras horas de esta madrugada, una pueblada auto convocada, procedente de diversos puntos del país, e integrada por jóvenes y viejos militantes del campo nacional y popular, llegó hasta la localidad de Salliqueló, Provincia de Buenos Aires, y procedió a la destrucción del monumento, arrojando volantes donde se podía leer:

“¡BASTA DE REIVINDICAR A GOLPISTAS Y ASESINOS!

* BOMBARDEARON PLAZA DE MAYO DEJANDO CIENTOS DE HERIDOS Y MILES DE MUERTOS.
* FUSILARON, ASESINARON, MASACRARON, TORTURARON Y ENCARCELARON A UN PUEBLO.
* SU “LIBERTAD”, ERA SINÓNIMO DE PROHIBICIÓN PARA LA MAYORÍA.
* EN CADA CEMENTERIO DEL PAÍS, HAY UNA TUMBA ABIERTA POR SUS MANOS…” (Carta de la Cra. Susana Valle al fusilador Aramburu)

¡ESTA BAZOFIA ES UNA VERGÜENZA NACIONAL!

EL PUEBLO DE LA PATRIA”


Uno de los participantes comentó al pié mismo del monumento: "Como anticipó el General Perón: “Cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar al escarmiento". Tras cincuenta y cinco años de espera, el pacífico pueblo argentino agotó su paciencia, en Salliqueló se ha retirado, ante la negativa de quienes debían hacerlo, el monumento que rendía homenaje y festejaba el golpe de estado que marcó el comienzo de las dictaduras genocidas y los procesos neoliberales en la República Argentina, el pueblo no podía seguir permitiendo que, en democracia, se continúen homenajeando a las dictaduras … la sangre de muchos compañeros fue el precio que pagamos para que hoy vivamos en una patria libre, justa y soberana, alguna vez este atropello se tenía que terminar, no podemos permitir que los apologistas y adláteres de los golpistas continúen provocando y manteniendo, incluso, sus monumentos de homenaje.”


* Daniel Brión preside el Instituto por la Memoria del Pueblo, es hijo de Mario Brión, fusilado en los basurales de José León Suárez en 1956 por la dictadura de Aramburu y Rojas; es autor del libro "El presidente duerme", que narra aquellos sucesos.